Conoce la historia de Maximiliano Cabello, el joven talquino de 32 años que hace unas semanas cumplió el sueño de su vida: conoció a su ídolo, el ex futbolista brasileño Ronaldinho, en un partido de estrellas realizado en el Estadio Nacional.
Maximiliano, que vive en el sector oriente de nuestra ciudad, sigue al astro brasileño desde los 10 años. Fue en el Mundial de Fútbol de Corea y Japón 2002, y el golazo que el brasileño convirtió a los ingleses, donde el fanatismo del joven talquino floreció.
«Él me enseñó a amar el fútbol, así tal cual (…) con su alegría y humildad, me enseñó a ser feliz solo con una pelota», nos comenta, señalando además que una frase similar la tiene escrita y tatuada en su cuerpo.
Al conocer la noticia que Ronaldinho participaría en un partido de estrellas del fútbol en Chile, no dudó en que esta sería la oportunidad de conocerlo. Pero el camino no fue fácil. Llegó a Santiago días antes del partido, con la intención de verlo y conocerlo en algún hotel. Pero la información intencionalmente (por parte de la organización del evento) nunca fue clara y no pudo encontrarlo.
El día del partido, llegó temprano al Estadio, con la intención de verlo y que Ronaldinho firmara un cuaderno de recortes que Maximiliano tiene de él. Además, que el ex jugador del Barcelona, viera el tatuaje que tiene de él y se lo autografiara. Y como arte de magia, la misma con la que Ronaldinho jugaba, Maximiliano cumpliría su sueño.
«Se dio que se distrajeron unos guardias y sólo tuve que sacarle el quite a uno de ellos y corrí con el corazón hacia él», nos comenta. Cuando ya estaba frente a su ídolo, el joven talquino le repitió cerca de 20 veces «fírmame el tatuaje y me voy». Luego de mostrarle un plumón y apuntar a su pierna (donde tenía el tatuaje), Ronaldinho dejaría su firma y un recuerdo que Maximiliano no olvidará jamás.
Luego de la firma en su tatuaje, Maxi besó los pies de Ronaldinho y le dio un abrazo agradeciéndole. Posterior al ingreso de la cancha, fue sacado por los guardias y expulsado del Estadio. «Lloré desde la salida del estadio hasta el metro», nos dice, aún emocionado por lo sucedido.
Y como no, la firma que Ronaldinho dejó en la pierna de Maximiliano también se inmortalizaría, al ser tatuada para siempre en la piel de este talquino fanático del fútbol.