La FITAL ha sido la expresión moderna de múltiples Ferias que se realizaron en Talca, desde comienzos del siglo pasado. La primera de ellas tuvo lugar el año 1902, y al igual que las próximas que vendrían, tuvo un carácter agrícola y ganadero. La importancia que adquirió este tipo de exposiciones ideó que a comienzos de la década del 20 se proyectara un Recinto Ferial de carácter permanente y al mismo tiempo, planificar una Feria de mayor magnitud, la que se realizaría en 1929. Sin embargo el Terremoto ocurrido en Talca en esa época postergó la idea por muchos años.
Casi 15 años tuvieron que pasar para que se efectuara otra Feria en Talca: el año 1945 se realizaron una serie de exposiciones que incorporaban al sector industrial de Talca. La gran importancia de dicha feria, que se realizó en terrenos del Estadio Fiscal, hizo ver nuevamente la necesidad del proyecto Ferial impulsado el año 1928, y es así como se iniciaron las gestiones para conseguir el terreno que en la actualidad se utilizaba. Con la construcción del Camino Internacional por el Paso Pehuenche hacia zona argentina, los dirigentes regionales de las asociaciones empresariales de la Agricultura, Industria y Comercial, tanto de Chile como de argentina, se abocaron en buscar complementación entre las provincias chilenas de Curicó, Talca, Linares y Maule (hoy Cauquenes) y las zonas argentinas de Malargüe, San Rafael y General Alvear. En 1963 -en un Congreso Chileno-Argentino celebrado en San Rafael (Argentina)- se acordó efectuar en ambos países una feria internacional que fuera la expresión de la realidad de la Región del Maule y del sur Mendocino.
Así, aquella primera feria agrícola y ganadera en 1902 se transformó en 1964 en la primera Feria Internacional de Talca, con la sigla “FITAL”. Posteriormente, en los años ’70 la feria cambió su denominación a Feria Exposición Internacional de la Región del Maule, conversando la sigla FITAL. Desde aquel año se realizaron más de 50 versiones anuales. Desde aquí nacen múltiples recuerdos y anécdotas alrededor de la recordada feria. Uno de los stands más llamativos fue montado en la 2ª feria, cuando la empresa Reifschneider y Compañía, presentó una muestra de cámaras fotográficas y máquinas automáticas de fotografía “Polaroid Land”, cuyo revelado se estaba listo en 10 minutos: una novedad absoluta para la época. En algunas versiones, la ceremonia inaugural contó con la presencia de algunos Presidentes de la República: Eduardo Frei Montalva, Salvador Allende, Patricia Aylwin y Ricardo Lagos, han dicho presente (entre otros).
La FITAL se convirtió en un panorama difícil de no realizar entre los y las talquinas. Rápidamente fue sinónimo de encuentro de distintos mundos; el artístico y cultural: con la realización de conciertos y la visita de ilustres artistas de cada época, durante las 5 décadas que duró la feria; gubernamental: con servicios públicos que entregaban información (y obsequios) en sus respectivos stand; científico-tecnológico: con la instalación en la feria de distintos puntos con atractivos avances en materia científica; empresarial: distintas empresas participaron anualmente de la feria, con sus productos o servicios a disposición de los visitantes. Entre ellas están Aceitera Concha Barros, Forestal Copihue, IANSA, Fundición Cruz, Banco del Estado, Ford, entre tantas otras; social: sin lugar a dudas, FITAL fue un punto de encuentro de miles de familias y amigos, que visitaban los distintos atractivos de la feria.
El fin
Sin embargo, la popular Feria comenzó a estancarse y pronto sus visitantes acusarían una falta de modernización y pocas novedades que llamaran la atención en algunas versiones. Era así el comienzo del fin, lo que se reflejó con una deficiente administración, que terminó con un problema legal por los terrenos de la Feria, lo que concluyó con el cierre del recinto y la demolición de la totalidad de las edificaciones que se encontraban en su interior. El año 2014 se cerraba definitivamente la FITAL, y así un episodio que llenó de orgullo a Talca y la región del Maule.
Un hasta pronto, tal vez. Un hasta siempre, por ahora, a los miles de recuerdos a la querida FITAL, a esas visitas con el colegio, esos intensas pero entretenidas subidas al tagada y la mayoría de los juegos mecánicos, que fueron un panorama imperdible por años. También por esos conciertos, los patios de cerveza y las exposiciones de autos clásicos o tractores de última gama. Un feria única, que tuvo la desdicha de que, a pesar de su historia, no fue respetada y de forma relámpago fue cerrada, sin la posibilidad de transformarse. Una tradición menos, en una ciudad que hace algunas décadas vivía de ello.