El Cementerio General de Talca comenzó a funcionar oficialmente un 10 de julio del año 1847. A pesar de no ser Monumento Histórico Nacional, este lugar constituye un sitio histórico y fiel testigo del desarrollo de Talca y sus alrededores. A continuación, algunos de los hitos que marcan a este lugar.
El escritor Gustavo Opazo Maturana, en su libro “Historia de Talca”, señala que la Municipalidad talquina acordó el año 1843, nombrar una comisión para construir un cementerio que estuviese alejado del centro urbano. Esta comisión estaría encargada de la confección de los planos y elegiría el sitio destinado para la instalación, la que se ubicaría a tres kilómetros en dirección noroeste de la Plaza de Armas de Talca, en las cercanías del Río Claro.
Se estableció que cementerio sería administrado por Marcos Donoso, y el lugar estaría oficialmente listo para ser usados el 10 de julio de 1847, aunque probablemente comenzó a utilizarse un par de años antes. El historiador talquino, Jorge Valderrama, señala en su libro “Episodios históricos talquinos” que una de las tumbas más antiguas pertenece a Pedro Urzúa y Opazo, cuyo deceso data del año 1849. Por otro lado, el diario La Mañana en abril de 1961 señalaba que la primera persona sepultada en sus espacios fue Joaquín Donoso Cienfuegos.
El 21 de enero de 1870 se formó una sección aparte pero contigua conocida como Cementerio de Disidentes. Este sector era para la población cristiana que practicaba el protestantismo, principalmente europeos que no profesaban la religión oficial, la católica. Para septiembre de 1874 había 18 difuntos sepultados en este sector. Finalmente la zona de los protestantes terminó por unirse al resto del cementerio, y actualmente quedan muy pocas tumbas de ese tipo.
La preocupación por embellecer y crear un ambiente de tranquilidad en su interior fue una realidad, por eso, hacia 1874 se habría realizado la plantación de más de 600 árboles dentro del recinto. Muchos de ellos, aún se mantienen en pie.
Entre las curiosidades que envuelven a este recinto, es que desde 1979, cientos de talquinos visitan a sus familiares fallecidos para recibir un nuevo año, y festejan junto a ellos, cada fin de año. Aunque las esperas del año nuevo en el cementerio son más antiguas en otras ciudades de Chile, como Iquique o Valparaíso, en ninguna se ha masificado tanto como en Talca, cuando murió Julio Opazo Silva, un antiguo funcionario del camposanto. Sus deudos quisieron estar junto a su tumba en año nuevo y se infiltraron en el cementerio escalando los muros portando flores, velas, botellas de licor y un receptor de radio portátil para celebrar junto a la tumba de Julio. Esta tradición de año nuevo, fue oficializada en nuestra ciudad el año 1998.
Desde 1847 a la fecha, el Cementerio Municipal de nuestra ciudad tiene aproximadamente 260.000 difuntos que descansan en este recinto. Así nos contó don Renato Bobadilla, encargado del área de Parques y Jardines del Cementerio Municipal de Talca que participó de nuestro programa radial «Qué Talca FM» (Radio Primavera), el año 2018.
Puede revivir este programa en el siguiente link: https://www.facebook.com/QueTalca/videos/2040461336168503
Fuente: Centro de Documentación Patrimonial Universidad de Talca
Fotografía principal: Rodrigo Tapia Hernández