Monseñor Manuel Larraín y la Reforma Agraria en el Maule

Crónica

El proceso de Reforma Agraria comenzó a gestarse en el año 1962, durante el gobierno del ex Presidente Jorge Alessandri. Pero dicho proceso político y social de transformación fue demandado por campesinos y campesinas muchos años antes, sin conseguir mayor éxito. La idea de transformar la estructura agraria tradicional y el predominio del gran latifundio estaba latente y requería un cambio urgente y sentido.

El Censo Nacional Agrícola y Ganadero del año 1955, señalaba que el 81,2% de la tierra cultivable chilena pertenecía a cerca de diez mil grandes fundos, de los cuales la gran mayoría se encontraba francamente subutilizados y muchos en total estado de abandono. Una razón más para establecer nuevas reglas para mejorar las condiciones de la vida rural.

A comienzos de la década de 1960 volvió a manifestarse la demanda por una Reforma Agraria que otorgara el acceso a la propiedad de la tierra a quienes la trabajaran, lo que mejoraría sustancialmente la calidad de vida de los campesinos y sus familias. En esta oportunidad, las demandas del campesinado serían apoyadas por algunos sacerdotes y curas de la Iglesia Católica, lo que aumentó la presión hacia el Gobierno de turno.

Por aquellos años el Obispo de nuestra ciudad de Talca era Monseñor Manuel Larraín Errázuriz, destacado sacerdote que tendría un papel fundamental en el proceso reformador. Junto al apoyo del Cardenal Raúl Silva Henríquez, en 1962 comenzó la implementación de la Reforma agraria en los predios de la Diócesis de Talca y la Arquidiócesis de Santiago. Es así como Manuel Larraín se convertiría en defensor y propulsor de la Reforma al propiciar la entrega de 182 hectáreas del fundo Los Silos, propiedad del Arzobispado de Talca, a los campesinos que trabajaban la tierra.

Campesinos cosechan papas en campo de Talca, región del Maule, año 1972.

Este hecho generó gran conmoción, donde se cree que cuestionó y desafió a la Iglesia con su convicción y solidaridad, ayudando a campesinos y campesinas que reclamaban dignidad. Larraín es recordado como el obispo de lo social, por su compromiso, sencillez y austeridad, siendo el reflejo de una de sus más célebres frases: “El cristiano es social o no es cristiano”, y al ser obispo de una diócesis eminentemente agrícola y que él mismo provenía de una familia de agricultores, podrían ser algunas de las implicancias para entender que él se identificara espontáneamente con la visión del sistema agrario y sus problemáticas, incluso antes de la Reforma.

En el año 1952, el Obispo Larraín, respaldó la creación de la Federación Sindical Cristiana de la Tierra, la primera y pionera organización de sindicalización campesina de Chile. Al año siguiente, 1953, estalló en Molina, comuna perteneciente por ese entonces a la provincia de Talca, la primera huelga campesina de la historia de Chile. Manuel estaba ahí, al lado de los trabajadores de la tierra, tal como lo recuerda Reinaldo Sapag, en su columna de opinión publicada en Radio Cooperativa.

Los patrones de los fundos, procedieron a despedir a los huelguistas, obviamente sin indemnización alguna; mientras tanto el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo les aplicaba la ley de Defensa de la Democracia, para lograr el encarcelamiento de los campesinos y así Manuel Larraín partía a Santiago a conseguir que el Cardenal de la época, José María Caro, interviniera en favor de los campesinos.

El Obispo de Talca Manuel Larraín y Monseñor Raúl Silva Henríquez, visitando un fundo cercano a Talca en pleno proceso de la Reforma Agraria, 1962

Manuel Larraín falleció producto de un accidente automovilístico mientras viajaba de Santiago a Talca. Sus funerales se realizaron el 25 de junio de 1966 con la asistencia del entonces Presidente Eduardo Frei Montalva y gran parte de su gabinete, como también una comunidad entera que agradecía al Obispo por su lucha y convicción de defender y apoyar a los campesinos del Maule.

Fuente: Memoria Chilena/ Centro de Documentación Patrimonial

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